Alessandra Borghese Se Confiesa

Son muchas las personas que, luego de tener una vida totalmente alejada de la prÃ?¡ctica religiosa, ya sean creyentes o no creyentes en un tipo de divinidad o ser trascendente o cualquier otro que signifique algÃ?ºn tÃ?©rmino despuÃ?©s de la propia muerte de la persona, dicen haber tenido una experiencia en su vida de la cual surgen totalmente cambiadas o “renacidas” o renovadas, es como si fuesen por un camino que siempre habÃ?­an creÃ?­do serÃ?­a el correcto y de improvisto se les ha presentado un letrero que les indica que tal camino no es el adecuado ni el mejor y que el otro camino, el verdadero y bueno, es hacia la otra direcciÃ?³n, la persona entonces se siente como impulsada a tomar este nuevo camino y toda su vida, con su decisiÃ?³n, da un vuelco totalmente sorprendente.

Muchos llaman a esta experiencia como una experiencia religiosa, o experiencia de Dios para los que son cristianos. Sobre tal experiencia es la que relata Alessandra Broghese en su libro titulado Con Ojos Nuevos: Un viaje a la fe (Rialp, 2006). En el libro Alessandra Broghese, perteneciente a una familia aristÃ?³crata italiana de gran tradiciÃ?³n y uno de los mÃ?¡s importantes linajes nobles en Europa, relata cÃ?³mo fue su proceso de conversiÃ?³n a la fe catÃ?³lica luego de tener una experiencia religiosa que le ha cambiado toda su vida espiritual y le ha hecho cambiar toda su cosmovisiÃ?³n sobre Dios y la vida. La definiciÃ?³n de “experiencia religiosa” segÃ?ºn F. Conesa es el conocimiento inmediato de la realidad trascendente, obtenido por medio de una relaciÃ?³n vivida con ella. Se destaca la existencia de un movimiento personal hacia Dios como resultado del contacto vivido con Ã?Â?l en la experiencia. Ciertamente es una experiencia con un claro carÃ?¡cter intencional hacia un objeto que se le presenta a la persona que en el caso del cristianismo este Objeto tiene un carÃ?¡cter personal, que mantiene con el hombre una vinculaciÃ?³n muy Ã?­ntima, singular, muy particular y, segÃ?ºn la RevelaciÃ?³n, que es Dios Uno y Trino.

Cuando Alessandra describe su experiencia de fe toma como base el supuesto de la existencia experiencial y vivida de una intimidad muy profunda a la cual ella se siente completamente identificada a lo cual podrÃ?­a llamÃ?¡rsele como un yo Ã?­ntimo, es el yo personal Ã?­ntegro sobre el cual advienen los eventos y hechos experienciales. Ella lo relata en sus propias palabras – “Tenemos en el corazÃ?³n una especie de cofre, donde cada uno de nosotros atesora con sumo cuidado lo bueno y lo malo que le pertenece, y que nos cuesta enseÃ?±ar al reciÃ?©n llegado. Es nuestro ser mÃ?¡s Ã?­ntimo, al que precisamente por eso resguardamos de miradas indiscretas y desconocidas. Abrirlo, mostrarlo a todos, de modo que lo puedan conocer, y consiguientemente juzgar, es difÃ?­cil, porque viene a ser como desnudarse en pÃ?ºblico. En ocasiones resulta incluso doloroso, pues desvela cosas de ti que mÃ?¡s bien desearÃ?­as mantener ocultas.” (p.14)-sencillamente es la descripciÃ?³n suya de la intimidad personal o del nÃ?ºcleo personal que tanto enfatizan nuevas corrientes filosÃ?³ficas contemporÃ?¡neas y, especialmente, fenomenolÃ?³gicas. Sin la afirmaciÃ?³n de este yo Ã?­ntimo difÃ?­cilmente se podrÃ?¡ hablar de experiencias religiosas o de hechos vivenciales de cualquier otro tipo porque se habrÃ?­a negado la esencia misma que sirve de base para la experiencia vivida. Sobre la urgente necesidad de no perder esta nociÃ?³n de la experiencia personal Alessandra nos indica que, entre otros motivos personales menos importantes, su relato escrito tendrÃ?­a el propÃ?³sito de “contar la que constituye, por otra parte, una insuprimible experiencia interior” (p15). AsÃ?­ la describe, una experiencia insuprimible, adjetivo importantÃ?­simo porque dice profundamente que el ser humano es un ser religioso por naturaleza. Luego de este tener conciencia de una profunda intimidad, que le pertenece por naturaleza, Alessandra habla, no en pocas ocasiones, de una intuiciÃ?³n que “le decÃ?­a” o que “le inspiraba” o que “le informaba” sobre algo que ella no podÃ?­a tener una certeza demostrada con hechos sino que era una certeza que sÃ?³lo podÃ?­a ser demostrada cuando justamente se le seguÃ?­a – “IntuÃ?­a que me aguardaban cometidos exigentesâÂ?¦” (p15)-O en otra ocasiÃ?³n escribe – “De cuando en cuando algo trataba de salir a la superficie, de aflorar en mi concienciaâÂ?¦” ( p.21) – “SentÃ?­a la necesidad de dÃ?¡rselo a conocer a muchos”(p15).

Una simple intuiciÃ?³n ciertamente no es suficiente para poder clasificarla como experiencia religiosa porque faltarÃ?­a un componente relacional importantÃ?­simo en ello y serÃ?­a el Algo que provoca o al que se dirige la intuiciÃ?³n. Ahora bien, ese Algo no podrÃ?­a ser ella misma, es decir, la propia persona, porque serÃ?­a nada mÃ?¡s que una autosugestiÃ?³n que rayarÃ?­a en el Ã?¡mbito del autoengaÃ?±o. Ese Algo debe ser el componente intencional al cual se dirigen todas las experiencias religiosas e intuiciones de este tipo. En el caso de Alessandra, que ha crecido y vive dentro de la cultura occidental y por tanto, aunque no necesariamente, es cristiana, ese Algo se convierte en Alguien personal y dialÃ?³gico. Contrario pasa en las religiones orientales donde la intencionalidad de la experiencia religiosa ocurre entre el propio sujeto y un Algo divino que no es personal ni dialÃ?³gico, sino que es un Todo o Lo que nos absorberÃ?¡ luego de terminar nuestra vida terrenal. En cambio, segÃ?ºn el cristianismo hemos tenido a travÃ?©s de la RevelaciÃ?³n que Dios existe, y ademÃ?¡s es Uno a la vez que Tres Personas, por lo tanto Alessandra al referirse a lo divino o a lo sagrado, se refiere mÃ?¡s bien a un Dios Personal, el Alguien que ella relata en sus experiencias espirituales: “PercibÃ?­a algo inefable, inexplicable con palabras, una sensaciÃ?³n envolvente, calurosa y fresca al mismo tiempo. SentÃ?­a que una mano me llevaba y me disipaba cualquier temor. Desgranaba las cuentas de mi rosario, porque en el fondo de mi corazÃ?³n sabÃ?­a que era el Ã?ºnico modo conocido por mÃ?­ en ese momento de mantenerme pegada al Misterio de lo Sagrado que estaba viviendo. TenÃ?­a la neta sensaciÃ?³n de la cercanÃ?­a de Alguien que me amabaâÂ?¦” (p.168). AquÃ?­ se aÃ?±ade un punto importantÃ?­simo y es que ese Alguien cercano ama y la persona humana vive tal amor. El amor divino causa que la persona como mÃ?­nimo cambie el rumbo de su vida espiritual y en muchos casos de “conversiÃ?³n” tal cambio se expresa exteriormente hasta afectar el nÃ?ºcleo familiar propio del sujeto y hasta amigos y personas mÃ?¡s alejadas, este es el caso de Alessandra donde describe que como fruto de la fe reencontrada tuvo un cambio radical en toda su persona y que alcanzÃ?³ a terceras personas: “para mÃ?­ resultÃ?³ entonces un descubrimiento desconcertante [el de la fe], que me dio mucho que pensar y acabÃ?³ provocando un vuelco de mis ideasâÂ?¦” (p 20). Esta fe no es una fe teÃ?³rica o algo que se tiene porque uno quiere creer en Dios y ya por eso cree, sino que es un don que da Dios cuando la persona en su libertad asiente y se comienza a tener una fe como una experiencia viva y que no es irracional, aunque al principio se tengan muchas dudas y pocas certezas de tal paso al Misterio, pero luego esta misma fe busca explicaciones en la razÃ?³n, y asÃ?­ lo relata Alessandra: ” El descubrimiento de la fe cristiana que se me concediÃ?³ no fue una elecciÃ?³n realizada sobre una mesa, frÃ?­a, racional. Fue mÃ?¡s bien una intuiciÃ?³n que sentÃ?­ surgir de lo mÃ?¡s hondo de mi ser y se tradujo en una experiencia que ha colmado el corazÃ?³n” (p. 105) -y luego escribe que – “No obstante, a la intuiciÃ?³n del corazÃ?³n, que me convenciÃ?³ de su verdad por la alegrÃ?­a y la plenitud que saboreÃ?©, se ha ido agregando en estos aÃ?±os la reflexiÃ?³n de la mente, el anÃ?¡lisis de la razÃ?³n” (p. 106). Esta fe, por lo tanto, no se presenta para el ser humano como algo irracional, sino que se puede pensar y profundizar aun sabiendo que no se llegarÃ?¡ abarcar completamente el Misterio que ella guarda tras de sÃ?­, lo que resulta muy patente es el sabor de paz interior y alegrÃ?­a profunda que surge en la persona cuando profundiza y dialoga con Dios dÃ?¡ndole una mayor certeza experiencial a la persona para seguir tratando al Ser supremo.

El relato de la conversi�³n de Alessandra Borghese ofrece indudablemente un escenario ver�­dico donde destaca ricamente la dimensi�³n religiosa de la persona humana, muchas veces negadas y otras veces ignorada por otros muchos, intelectuales y no tan intelectuales, en la actual sociedad occidental contempor�¡nea. Se trata as�­ de un despertar a lo verdaderamente humano, que es relacionarse con Dios y con el pr�³jimo; por lo cual es, al mismo tiempo, por tanto, un despertar a lo divino del ser humano. Es una historia cre�­ble desde el primer comienzo, especialmente desde su pr�³logo, en el cual paso a paso se relata de forma muy sencilla e �­ntima los paulatinos trayectos que tomaba su esp�­ritu por los caminos de lo Sagrado.

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